Un día de noviembre, en los lejanos tiempos en los que trabajaba como animador para Disney, Tim Burton se quedó mirando la vidriera de una juguetería. Acababa de terminar Halloween y los empleados del local estaban reemplazando las brujas, fantasmas, duendes y calabazas que la adornaban por los trineos, nieve y el Santa Claus de carcajada alegre pertinente; poniendo en marcha el marketing navideño.
Semejante contraste disparó de inmediato la siempre efervescente imaginación de Burton y lo indujo a escribir un pequeño poema, que se transformó luego en la idea madre de El extraño mundo de Jack , película que llega esta semana a los cines en formato 3D.
El tierno de Tim metió en el caldero su nostálgico amor por los especiales navideños de su infancia, como How the Grinch stole Christmas ( De como el Grinch robó la navidad ) y Rudolph the Red Nose Reindeer ( Rodolfo el reno de la nariz roja ), y su devoción por el arte de la animación stop-motion , cultivado por los maestros Willis O’Brien y Ray Harryhausen.
Así nació la historia de Jack Skellington, el Rey Calabaza, oscuro señor de Halloween Town, quien, cansado de la rutina, llega por casualidad al Pueblo de la Navidad. Deslumbrado por lo que allí ve, convence a sus conciudadanos de celebrar la Navidad, usurpando el lugar de Santa Claus.
Lógicamente, las cosas no saldrán como las imaginaba. Estrenada en los Estados Unidos el 23 de octubre de 1993, El extraño mundo de Jack fue el primer film en stop-motion a gran escala y demandó un titánico esfuerzo de producción.
Un reflejo de la odisea es el dato de que cada minuto de película demandó un día entero de trabajo de animación. Sin embargo, los tres años de labor redundaron no solo en un enorme éxito de taquilla, sino también en la transformación de la película y el personaje de Jack en verdaderos objetos de culto. Y eso, que duda cabe, es lo que a Tim le encanta.
Por Alberto Moreno
Extraído de cinemanía
0 comentarios:
Publicar un comentario