Solanas: "El director de cine lucha contra lo imprevisto"

















El peronismo, las tragedias y el espíritu de una época. Retrato de un artista comprometido y un militante hiperactivo a los 72. Guido Bilbao.

Entrevista extraída del diario Crítica Digital

En un cine de La Plata, viernes a la tarde. Bajo un arco de cartón con dibujos animados que anuncian un estreno infantil, Pino Solanas saluda. Se saca la gorra negra de ferroviario que usa en estos días y escucha los aplausos con serenidad. Llega acompañado de tres chicos de veintipico que lo escoltan y filman. En el lobby del cine, el público se amucha para verlo. Hay mucha gente grande.

"Hace 40 años que Pino dice lo mismo: hay que defender los intereses nacionales y nuestra riqueza. Son las ideas básicas del peronismo", explica un señor, jubilado, que se apoya en su bastón y se pone de pie para dar declaraciones. Dice que todavía tiene cosas que aportarle al país y quiere sumarse al Proyecto Sur, que vino a enterarse. Cerca, una chica, en otra cosa. Estudia cine. "Solanas es el mejor documentalista argentino y siempre hay que verlo", dice y mira al cineasta que empieza a dar notas sin girar mucho la cabeza porque la cola de un tigre fosforescente le toca la melena blanca. Todo el mundo se calla la boca.

"Las vías son las arterias de un país, sus venas. Cortarlas ha sido un atentado. Más de un millón de personas tuvieron que trasladarse a las ciudades y 800 pueblos se convirtieron en pueblos fantasmas. Tenemos que pelear por un tren para todos", dice él, tan cómodo desde ese territorio entre el arte y la política que ocupa como nadie. Aquí, en el cine San Martín, frente a la plaza, hace varios días que anuncian su presencia para presentar La próxima estación, flamante documental que narra el "ferricidio", el desmantelamiento de los ferrocarriles argentinos y sus consecuencias. Es la cuarta entrega de la saga de cinco documentales sobre la derrota y la esperanza argentinas que inauguró con Memoria del Saqueo.

Es extraño: el universo Solanas está colmado de argentinos de otro tiempo, hombres que llegan a verlo porque se sienten acompañados, que siguen resistiendo en el anonimato, rumiando la derrota pero pidiendo un round más. Ex delegados, ferroviarios, portuarios, abuelos de la vieja JP con nietos en brazos y con desencanto de los K. Con una fuerza y un amor por este país que no se les pasa ni con los años ni con las traiciones. Pero que tampoco saben dónde ponerlos y a estas alturas están más confundidos que nunca. Por eso vienen a ver a Pino, a escucharlo entre dos funciones de su película. Porque Pino parece saber.

Y entonces se arma una pequeña procesión que recorre los pasillos del cine en silencio. Ingresan a la sala pero la película todavía no terminó. Se quedan todos allí, en los pasillos, mirando el final. Cuando termina, cosa rara, los que estaban aplauden y cuando se encienden las luces aplauden de nuevo, sorprendidos por la presencia del director. "¿Pino, cómo nos pasó esto, cómo nos pasó?", le pregunta una señora desde la tercera fila, sobreactuando un poco. Solanas intenta contestar pero no se escucha. Un anciano, con celular, grita más fuerte. "Está acá, lo tengo al lado a Solanas; sí, a un metro estará, pegadito".

Para ver la entrevista completra hacer click aquí ( http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=11183 )

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